Quiero darte un beso tan largo como la distancia que nos separa.

Siempre he escuchado a la gente decir que las relaciones a distancia no funcionan, que eso no es amor de verdad, que no acaba llegando a nada bueno, pero yo te quiero más por cada kilómetro que me separa de tu piel. Tal vez sea la tortura más bonita del mundo, y no veas como alivia cuando corres a besarme al vernos. Y es jodido, cuando quiero verte y no puedo, cuando quieres abrazarme y no puedes. Pero, ¿qué hay de eso de que el amor rompe barreras? Yo sí creo en las relaciones a distancia, y tú lo haces incluso más fácil, y juntos podemos.
Cuando te tumbas apoyando la cabeza en mis piernas y pierdo mis dedos entre tu pelo, y ronroneas, porque sé que te gusta, que me echabas de menos, que nos necesitábamos, y ahí estamos, en un banco en mitad de ninguna parte, brillando más que las estrellas que estamos viendo, porque contigo la vida tiene sentido.
237 km. 237 besos son los que te daría cada día al despertarme.

Y que a pesar de todo, yo sigo aquí cuando tu vida no es lo que planeaste.

Nadie ha dicho que la amistad sea fácil, y de hecho, nadie me saca de quicio como tú, nadie me hace llorar como tú cuando pienso que puedo perderte, o cuando haces algo que no me gusta. Pero tampoco hay nadie que me haga tan feliz, que me entienda como tú lo haces, sin que tenga ni que hablar, que tú ya me entiendes sólo con mirarme, ya sabes lo que estoy pensando antes de que lo diga.
Hay veces que me dan ganas de tirar la toalla contigo, y sé que tú te desesperas conmigo, pero aquí seguimos, a pie de cañón y cada día con más fuerza.
Y como tú siempre me dices, nada nos va a separar ya, porque ya hemos superado de todo.
Y sé que las palabras se las lleva el viento, por eso no voy a escribirte más, por que nosotras demostramos día a día, pero también quería dejarle claro al mundo que te quiero, a pesar de todo.